Los desodorantes son productos o sustancias que actúan sobre el olor y la sudoración corporal. El olor del sudor depende de la exposición de éste al oxígeno y la acción de bacterias que se alojan en las axilas, entre otros.
La mayoría de los desodorantes actúan sobre estas bacterias, que se encuentran en el sebo o grasa cutánea, empleando componentes activos como el triclosán, destinado a la eliminación de bacterias en la piel.
Por su aspecto, podemos encontrar los desodorantes presentados en forma de roll on, spray, gel, stick o incluso crema; teniendo en cuenta que varían también en color, olor y textura.
También es común que se empleen cloruros e hidróxidos de aluminio y circonio como ingredientes activos, ya que cierran las glándulas sudoríparas y previenen la expulsión de sudor. Esto controla los casos de sudoración excesiva y los malos olores derivados, pero afecta también a la capacidad de regrigeración natural del cuerpo.
La función de los desodorantes empieza con la presencia de sudor en el cuerpo. El sudor se compone en un 98% de agua y en un 2% de sales y desechos corporales. Este sudor es importante, ya que es un sistema natural de regulación de temperatura corporal.
Los desodorantes actúan sobre el olor que produce la sudoración. Sus componentes; fundamentalmente alcohol, formaldehídos y ácido bórico; actúan sobre las bacterias y desechos causantes del olor corporal. Al aplicar un desodorante lo que se consigue es enmascarar el olor que produce el cuerpo de forma natural, por lo que se seguirá sudando. Esto implica dos cosas, que el cuerpo se refrigera correctamente y que las prendas de vestir se pueden empapar de sudor, causando así nuevas fuentes de olor.
Además de los desodorantes hay otro producto que actúa sobre el mismo problema. Los antitranspirantes, compuestos por aluminio y sulfatos fundamentalmente, impiden parcial o totalmente la sudoración, con lo que se consigue disminuir o anular la fuente de olor, al coste de aumentar notablemente la temperatura corporal.
1. En Spray: Los desodorantes en spray se pulverizan sobre la zona en la que se desean aplicar. Basta con dirigir el orificio de salida a la piel y pulsar el botón del atomizador, que generalmente se encuentra en el extremo de un cilindro o recipiente, que es donde está el desodorante almacenado. Suelen contener alcohol, por lo que son inflamables y causan irritación en ojos y mucosa.
2. En Roll On: Los desodorantes en Roll On están almacenados en un recipiente cerrado por una esfera rugosa. La mitad de la esfera está en contacto con el desodorante dentro del recipiente y, al mismo tiempo, la otra mitad queda por fuera. Para usarlo basta arrastrar la esfera contra la piel. Al girar aplicará el desodorante con una mitad y lo repondrá para seguir aplicando al girar con la otra mitad.
3. En Stick: Este sistema se limita a emplear una barra de desodorante compacto que es directamente aplicado sobre la piel. Una ventaja que presenta al más complejo sistema de Roll On es que ni se atasca por cabellos o impurezas que se introduzcan en ningún mecanismo, ni puede quedar seco por falta de contacto entre esfera y desodorante.
4. En crema o Gel: Son los desodorantes más sencillos de utilizar. Basta con recoger con una mano la cantidad que se desee emplear y aplicarla directamente sobre las zonas donde se desea que actúe, extendiéndolo bien. Suelen ser los preferidos por personas con piel sensible ya que no contienen alcohol.
Tanto desodorantes como antitranspirantes se pueden emplear para reducir o anular el olor corporal. Sin embargo, cada uno presenta unas ventajas e inconvenientes propias, ya que actúan de forma muy distinta.
Desodorantes: La principal función es oler bien mediante sus componentes de alcohol-etanol, estos químicos enmascaran el mal olor proveniente de la traspiración. Pueden desplegar sus efectos durante más de 12 horas. La sudoración, por lo tanto, continúa normalmente y puede impregnar las prendas de vestir que sí comenzarán a desprender olor.
Antitraspirantes: Los antitranspirantes se limitan a impedir la sudoración, para lo que tapa las glándulas sudoríparas. Sus componentes químicos evitan la aparición de bacterias y su acción es más duradera. A cambio, se pueden obtener indeseables efectos secundarios. Por un lado es problable, si no seguro, que la temperatura corporal se disparará como consecuencia de no poder regularse de forma natural. Además, aplicar antitranspirantes en una zona probablemente haga que otras zonas empiecen a sudar para compensar la falta de sudoración. Por ejemplo: Es habitual que, al aplicar antitranspirantes en axilas y cuello, comiencen a sudar manos y brazos.